Wednesday, January 8, 2014

ROSCÓN DE REYES... Y DE PLEBEYOS.


Me confieso parte de la entusiasta fracción de los "roscoadictos" que tienen al Roscón de Reyes como cota de la clásica bollería navideña, muy por encima de ese momificado panettone con que nos asaltan en cada vez mayor número de establecimientos en Estados Unidos.

Quienes no hemos desertado de la infancia mantenemos nuestro fervor por la cita con Sus Majestades de Oriente el 6 de enero y, por supuesto, con el esponjoso roscón, sin menosprecio de la barriga cervecera de Santa Claus.

Amigos, arriba os pongo frente al roscón de Reyes del que estamos dando cuenta estos días en casa. Una delicia con aroma a esencia de azahar y consistencia de fina masa. Y en su caja,  como sorpresa dulce de fruta escarchada que resulta imprescindible en todo buen roscón.  Lo compramos en un acreditado establecimiento. A cada uno lo suyo.




En la fría mañana del 6 de enero no puede faltar el tradicional desayuno de Reyes: recién hecho el chocolate "a la taza", vamos sumergiendo, ligeramente, pedacitos de oloroso y tentador roscón. Redondo o en forma de anillo, adornoado con frutas confitadas -naranja, albaricoque, ciruela- este dorado bollo, con almendra tostada por encima,  me devuelve a la infancia.



   

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