Friday, April 29, 2016

Buñuelos de calabacín caseros. Genial para comer sano

Suaves y ricos buñuelos de calabacín
 
 Son los buñuelos de calabacín un entrante sencillo, sano y sabroso, una receta vegetariana ideal, además, para tener hecha y llevarla al trabajo para recalentar en el microondas. La cocina vegetariana es también un placer, y estos buñuelos preparan de maravilla el estómago a más altas empresas digestivas. Amén.
 
Por cierto, si lo deseáis, podéis preparar también fácilmente unos sabrosos buñuelos de berenjena (que sean de pequeño tamaño, alargadas y bien firmes).
 
 
Se sigue prácticamente los mismos pasos. Pelamos las berenjenas y las cortamos en rodajas de unos cuatro milímetros de grosor y preparamos la masa del mismo modo que para los calabacines.
 
 
Ingredientes para 4 personas:
 
500 g. (1 libra) de calabacines grandes y firmes, 100 g. de harina, 1 huevo, una clara, 2,5 dl. de leche, aceite para freír, sal.
 
 
Elaboración:
 
1. Tamizamos la harina encima de un bol.
 
2. Incorporamos el huevo entero y dos pellizcos de sal y mezclamos con las varillas añadiendo poco a poco la leche. (Reservamos algunas cucharadas.)
 
3. Batimos la masa hasta que quede homogénea y sin grumos.
 
4. Tapamos el bol y lo dejamos reposar una hora.
 
5. Pelamos los calabacines, los lavamos, secamos y cortamos en rodajas de 0,5 cm de grosor aproximadamente.
 
6. Montamos la clara de huevo a punto de nieve con un pellizco de sal y la incorporamos a la masa. Si ésta ha quedado demasiado espesa, añadimos la leche que antes hemos reservado.
 
7. Sumergimos las rodajas de calabacín en la masa y luego en aceite caliente, aunque no humeante. Cuando estén bien dorados, retire los buñuelos con la ayuda de una espumadera y póngalos a escurrir encima de papel absorbente de cocina.
 
8. Debemos mantener los buñuelos al calor en el horno mientras terminamos de freír los restantes. Se sirven muy calientes y enseguida.

Saturday, April 16, 2016

Un buen tomate frito casero (¡fuera el industrial!)

 
 
 
Una saludable salsa de tomate casera.

 
Si la gastronomía está reñida con la prisa, no digamos hasta qué punto el "tomate frito" comprado, de lata o envase de cristal, lo está con el tomate frito casero. ¡Con lo fácil que es confeccionar una buena salsa! Merece la pena dedicarle al asunto unos minutos.
 
Es cierto que hoy, en un mundo de prisas, podemos encontrar todo preparado: desde una lasaña a una tortilla de patata, pasando por un cuscús. Pero uno insiste mucho en lo increíblemente mejor que sabe un buen tomate frito casero y lo esencial que es para muchos platos de este blog, por ser la base de los mismo.
 
Bueno, estoy convencido de que si cocináis el tomate de esta manera, obtendréis un tomate frito delicioso.
 
 
 
Ingredientes:
 
1 cebolla picada en juliana, 4 tomates maduros grandes, 1 pimiento verde, 2 ajos picados en láminas, aceite de oliva, sal, orégano.
 
 
Elaboración:
 
1. Es fundamental comenzar por el refrito de la cebolla y el pimiento verde, sin llegar a dorarlos demasiado, ya que conviene que queden tiernos únicamente, pues conseguiremos un mejor sabor y limpieza en el frito.
 
2. El tomate lo echamos en el sofrito de la cebolla con los pimientos, sin piel y troceados, y en caso de que sean demasiado caldosos, quitándoles un poco la pulpa. Tapamos la cazuela para que no manche con algo que deje salir el vapor de agua.
 
3. En una media hora estará listo.
 
3. A mí me gusta realizarlo en cazuela de barro y no dejo de machacar con el cucharón de madera hasta dejarlo bien hecho.
 
4. Hay a quien le gusta añadirle un diente de ajo cortadito a láminas, echándolo al mismo tiempo que el tomate.
 
5. Para pescados como el pez espada o similares se suele poner una pizca de orégano antes de apartarlo.
 
6. Lo pasamos por el chino para dejarlo bien fino, o por el vaso de la batidora y lo trituramos.
 
 
 

Saturday, April 9, 2016

Para no quedarse con las ganas de un pescado "a la gallega"

Con el toque de unos guisantes cocidos y un buen pimentón.
 
Me emocionan las lonjas gallegas. Pocos espectáculo disfruto tanto como el de la contratación y subasta de cientos y cientos de kilos de pescados y mariscos de toda especie en las lonjas de los puertos gallegos. Casi nada.
 
 
Y si hablamos del banquete gallego, tiene lugar de honor la merluza cocida. Pescado fino muy difícil de encontrar en Estados Unidos. Que no cunda el desánimo: apelemos a pargos y corvinas, siempre bien recibidos por el estómago.
 
En realidad, la merluza, una vez cocida sencillamente sobre su lecho de patata, cebolla y una hoja de laurel, admite cualquier salsa; pero como la ajada gallega, ninguna.
 
Es el más clásico de los pescado finos. Resulta también suculenta la merluza rebozada. Siempre preparaciones sencillas, que no enmascaran la calidad de la materia prima.
 
He leído, no recuerdo dónde, que un torero famoso, "El Guerra" decía que "para torear bien no es menester hacer fuerza". Se me antoja que para "comer bien no es necesario comer complicado". Divisa que invoco para este modesto blog de recetas y ratos.
 
Para preparar este plato hay que partir de dos bases, una primera en la cual se cuece la merluza o el pescado blanco deseado y una segunda en la que hacemos la salsa que la complementa.
 
Ingredientes para 4 personas:
 
Cuatro ruedas de pescado o filete grueso (unos 200 g. o 5,7 onzas por ración), patatas calculadas por ración a gusto y una cebolla.
 
 
PARA LA SALSA AJADA o segunda base:
Un vaso de aceite de oliva, 6 ajos, una hoja de laurel, una cucharadita de buen pimentón dulce (rojo) en polvo, un chorrito de vinagre de vino.
 
Preparación: Primera base:
 
1. Ponemos a cocer las patatas con la cebolla y cuando lleven unos 10 minutos hirviendo, añadiremos las rodajas de pescado y, al cabo de otros 10 o 12 minutos, retiramos el conjunto.
 
2. Escurrimos el agua y ponemos cada trozo de pescado en una cazuela o un plato con sus patatas y añadimos la ajada que debe estar recién preparada y caliente. Podemos añadir  un puñadito de guisantes cocidos de lata.
 
 
SEGUNDA BASE:
 
1. La ajada la hacemos calentando el aceite y añadiéndole los ajos y la hoja de laurel.
2. Al dorarse los ajos, retiraremos el conjunto del fuego, dejando enfriar un poco (no del todo) y una vez tibio le agregamos un par de cucharadas del líquido de la cocción, el pimentón dulce, removiendo, y después el vinagre.
3. Colamos la salsa y la vertemos sobre el pescados y las patatas que están en la cazuela o el plato. Podemos agregar un puñadito de guisantes cocidos.