Trasegué unos (cuantos) pisco sour, deliciosos, refrescantes, en la presentación de La Mar. Y ataqué con ebrios sollozos de gratitud los espectaculares ceviches, tiraditos y papas a la Huancaína que preparó con mano sabia, allí mismo, el limeño de origen japonés, Diego Oka, encargado de comandar los fogones de La
Mar, el tercer restaurante que abre Acurio en Estados Unidos.
Abajo, una foto en la que Diego se dispone a enseñarme en la cocina (privilegio de todo cronista errante) a confeccionar un auténtico ceviche peruano de mero.
Acurio ha elevado la gastronomía peruana a los primeros puestos del mundo. Y lo ha hecho con uso del sentido común, a partir de los hallazgos antiguos de esta culinaria que es suma sabia de influencias y mestizaje de lo prehispánico con las aportaciones japonesa, china, africana, española e italiana.
En la presentación, Acurio me comentó con entusiasmo el tirón que tiene la gatronomía peruana en todo el mundo y la gran aceptación y acogida de sus sabores. Este dulce momento de la despensa peruana se refleja, por ejemplo, en el condado de Miami-Dade, donde, me explicó, "de dos o tres restaurantes que operaban hace una década en Miami, hemos pasado a dos centenares".
Aquí, Acurio con dos fervorosos adeptos al ceviche de Acurio y Oka: mi amigo Ignacio Esteban, delegado de Efe en Miami, y yo con rostro feliz tras el segundo pisco sour.