Wednesday, January 4, 2017

Camarones (gambas) al ajillo o el prodigio de la sencillez

Gambas al ajillo, picantes, un prodigio de la sencillez
 
 
Si hay un plato a base de marisco que es la quintaesencia de la sencillez gastronómica, con una legión de adictos, es el que ocupa el post de hoy: los camarones al ajillo y el conjuro del chile o ají picante. Plato obligado de los buenos restaurantes de cocina española.
 
No creo exagerar si digo que unos camarones (gambas en España) al ajillo bien hechos, con la dedicación libre que este plato pide, libre de aberraciones como el uso de vino blanco, convierte un estómago desangelado en puro regocijo.
 
Quien las prueba por primera vez frescas y recién salidas del fuego, según la fórmula canónica que aquí respetamos, se vuelve un admirador incondicional del plato.
 
Amigos, no dudo un instante en promocionar esta fórmula magistral y simple a la que recurro siempre con alegría. Nunca falla y se convierte en favorita de todos los que la prueban en casa.
 
Unos buenos camarones al ajillo, con su toque picante, aclaran el apetito y, acompañados de una copa de vino blanco fresco, joven y de perfume lento, como un buen albariño o un chardonnay, es un aperitivo inigualable.
 
Ingredientes para 4 personas:
 
1/2 kilo (1 libra) de camarones frescos, enteros y sin cabeza  (mejor que ya pelados y congelados.
 
Aros de chile seco picante o ají picante (al gusto).
 
Dos dientes de ajo.
 
Cuatro charadas de aceite de oliva, sal.
 
Elaboración:
 
1.- Pelamos los camarones completamente, eliminando la piel o cáscara, la cola y la cabeza. Los salamos y dejamos en un plato.
 
2.- Ponemos el aceite en una sartén y, cuando está bien caliente, echamos los dos dientes de ajo cortados fileteados, finitos.
 
 
3.- Cuando vemos que los trocitos de ajo comienzan como a burbujear, añadimos el chile picante cortado en trocitos. Los ajos no deben dorar o quemarse.
 
4.- A continuación, echamos los camarones que tenemos reservados y mezclamos bien con una cuchara de madera.
 
 
5.- Cuando adquieren un bonito color y comprobamos que están ya en su punto (dos o tres minutos) los sacamos con una espumadera o un cucharón y las vamos pasando a cazuelitas de barro individuales que tenemos dispuestas sobre platos en la cocina.
 
6.- Tapamos las cazuelitas individuales con un plato de postre y las sacamos a la mesa. Así, al destaparlas sale todo el aroma concentrado.
 
 
CONSEJO:
 
 Es conveniente que las cazuelitas de barro estén bien calientes para conservar el calor. Las podemos tener preparadas en el horno hasta el momento en que vayamos a echar los camarones.
 
Si no disponemos de cazuelitas de barro, podemos pasar los camarones a platos individuales medianos.

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